Soy consciente de que algunos pensaréis que nuestros dos primeros destinos, Nueva York y Cancún, se alejan del concepto de vuelta al mundo de mochilero. Y es cierto.
No obstante, tengo que decir que aquí es muy difícil no aprovechar todas las oportunidades de ocio y cultura que se presentan, por lo que nos hemos hecho a la idea de que en Indonesia comeremos todos los días arroz para sanear nuestras cuentas.
Lo primero que hicimos al llegar a Cancún (y no estaba en nuestros planes) fue alquilar un coche para nuestra estancia en México. Los alquileres son económicos, siempre que no cojas seguros a todo riesgo y optes por un modelo sencillo. Además, nos dará una mayor libertad a la hora de desplazarnos y hacer visitas a puntos que, de otra forma, sería complicado visitar (yacimientos, cenotes, etc).
Nuestra primera excursión fue a Isla Mujeres, situada a 25 minutos en ferry de Cancún. Allí pasamos un día de sol y relax en una de las consideradas mejores playas de México (Playa Norte) . Aunque es bonita, el hecho de que las tumbonas ocupen todo el espacio hasta pie de playa le quita bastante atractivo para mi gusto. De hecho a un centenar de metros hay una pequeña laguna que no desmerece en absoluto y donde nos quedamos un buen rato.
Sí, esta foto es para daros envidia
Al día siguiente, nos fuimos en coche a Tulum, a visitar uno de los pocos asentamientos Maya que se pueden encontrar en la costa. Esta ciudad, del período postclásico (1200-1450 d.c.) conserva algunos edificios en ruinas, todos de tamaño modesto en comparación con los que se pueden ver en otros yacimientos de la región.
Tulum
Allí, bajo un sol de justicia y entre iguanas y algún coatí, pudimos saborear nuestra primera aproximación a la cultura Maya, de la que poco quedaba cuando llegaron los españoles a América.
Por la tarde, aprovechamos la existencia de varios cenotes a corta distancia para darnos un buen chapuzón y refrescarnos. Los cenotes son dolinas inundadas de origen kárstico, es decir pozas abiertas o semi-abiertas excavadas por el agua de la lluvia, en algunas de las cuales hay grutas y accesos a ríos subterráneos.
El que elegimos fue el denominado Aktun-Ha y no desmerecía en absoluto. Agua cristalina, vegetación abundante y sosiego. La felicidad en estado puro.
Cenote con sirenita incluida
Al tercer día pusimos rumbo a Playa del Carmen para coger el ferry a Cozumel, el paraíso del buceo. Allí se encuentra la segunda mayor barrera de coral del mundo y nuestra intención era sacarle todo el partido posible.
Al llegar, alquilamos un scooter para ir hacia la punta sur, donde pensábamos contratar un tour que nos llevase hasta la barrera (que está a sólo 200 metros de la costa) pero, oh decepcion, sólo había un bar de reggae y la entrada al eco Park para ver flamencos y cocodrilos.
Volvimos sobre nuestros pasos buscando otras playas y, en una de ellas, nos dijeron que por culpa del viento no había buena visibilidad y, por ende, no había excursiones al arrecife.
A pesar de todo, conseguimos encontrar una playa donde vimos a unas cuantas personas con mascaras de buceo y nos lanzamos al agua como posesos. Finalmente, conseguimos bucear entre peces de colores a poco más de 20 metros de la costa: una experiencia muy gratificante. Seguro que la barrera hubiese sido más chula, pero no siempre los planes salen bien (salvo para Hanibal, del equipo A). Tendremos más oportunidades en Australia.
Cozumel
Al volver a Cancún, aún estando cansados, pasamos por la zona hotelera para saber cómo era (nuestro apartamento estaba en el centro, algo alejado de esa zona). Realmente vale la pena visitarlo (e incluso vivirlo), pues es una franja de tierra de unos 500 metros de ancho y unos 12 o 15 kilómetros de largo. De un lado está la laguna, y del otro los hoteles bordeando la playa, a cada cual más grande, con sus campos de golf, parques de atracciones, salas de concierto, etc. Un microcosmos que no tiene nada que ver con México y que podría estar perfectamente en Canarias o en Bali.
No es el tipo de vacaciones que me gustan pero, si tuviese que ir un día a un todo incluido, seguramente vendría aquí por la cantidad y diversidad de actividades que hay: rutas arqueológicas, submarinismo, quads, parques de atracciones, cenotes, playas, etc.
Próxima parada: Chichén Itzá.