06 Jul
06Jul

He recibido quejas por la tardanza en publicar esta entrada, pero hay una razón muy sencilla: no había mucho que contar. Desde que emprendimos la ruta por la costa este, se han sucedido pueblos y playas muy parecidas entre sí, por lo que puede decirse que incluso hemos notado la "rutina". 

Visitante matutino

Después de las Blue Mountains, pasamos Sydney de largo para recorrer el último tramo de nuestra aventura australiana que nos llevaría a Cairns, por la costa este, durante más de 2.500 kilómetros. Habíamos pensado hacer este tramo con tranquilidad, pero un elemento imprevisto nos obligó a apretar el acelerador: la lluvia. En efecto, un frente se aproximaba por el sudeste y nos vimos obligados a huir de él durante varios días (con bastante éxito, eso sí).

Así, pasamos por Nelson Bay, Port Macquarie, Urunga, Byron Bay (mítico lugar de surfistas y, además, un pueblo bastante animado) hasta llegar a la Gold Coast, al sur de Brisbane. En todos estos pueblos aprovechábamos para pasear por las playas y quedarnos en campings abarrotados de grey nomads.

Caravana de un grey nomad

Os preguntaréis qué son estos "nómadas canosos" ; pues bien, son jubilados que, al igual que algunas especies de pájaros, se desplazan a lugares cálidos en invierno y vuelven a sus hogares en verano. Con sus enormes caravanas y coches 4x4, suben desde Victoria (Melbourne) y Nueva Gales del Sur (Sydney) hasta Queensland para instalarse en campings durante unos meses, formando comunidades bastante atípicas. Muy a menudo eramos los más jóvenes del camping, con diferencia. Cuando llegan los calores tropicales, entonces vuelven paulatinamente al sur, parándose durante unas semanas en lugares intermedios como los alrededores de Brisbane. 

Semáforo en Maryborough Como las amenazas de nubes seguían persiguiéndonos, decidimos no pararnos en Brisbane y hacer kilómetros hasta Mackay, donde el tiempo iba a darnos una tregua. De camino, paradas en Maryborough (lugar de nacimiento de P. L. Travers, la creadora de Mary Poppins), Hervey Bay y Rockhampton, en cuyo zoo pudimos ver casuarius, émus y dingos. Los pueblos ya empezaban a parecerse unos a otros, con sus casitas unifamiliares y sus paseos al borde del mar, pero sin grandes atractivos turísticos. 

En Airlee Beach ya nos dimos un respiro y empezamos a quedarnos un par de días en cada camping, para disfrutar un poco del buen tiempo, del calor y de las playas. En Townsville, incluso pudimos hacer un poco de snorkel en Magnetic Island, una pequeña isla a la que se accede en ferry y que cuenta con playas de aguas cálidas.

Aprovecho para hacer un inciso y comentar que, si bien las playas australianas son muy bonitas y largas, no llegan al nivel de las nuestras, salvo por la temperatura del agua. Son playas con arena de roca y no de concha, muchas veces peligrosas (medusas venenosas, tiburones, cocodrilos, etc) y no suelen ser muy anchas. De hecho, nos sorprendió ver a muy poca gente bañarse en ellas, aunque ahora entendemos el por qué. 

En algún lugar de la costa

Finalmente, llegamos a Cairns, nuestra última etapa australiana, donde pudimos hacer un tour por la Gran Barrera de Coral, una visita que comento en la sección de "Imprescindibles" y que repetiría con gusto cien veces. La ciudad en si es pequeña pero muy agradable y bastante animada. Aquí tuvimos la suerte de coincidir con un festival de reivindicación aborigen, lo que nos permitió ver algunas danzas rituales y mezclarnos con los auténticos nativos de este país (y no los descendientes de ingleses, mal que les pese). 

Zorros voladoresNuestro último "show" en Australia fue el que presenciamos al atardecer de nuestra partida, frente a la biblioteca local, ante un árbol repleto de zorros voladores que emprendian el vuelo en busca de comida. Estos murciélagos gigantes, más agraciados que los nuestros, son bastante comunes en la región y es todo un espectáculo verlos alzar el velo en el cielo nocturno, sobre todo sabiendo que son fructívoros... 

Con esto damos por concluido nuestro viaje por Oceanía y empezamos nuestro periplo asiático en Bali, donde disfrutaremos de un descanso bien merecido.

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