Situadas al sur de Mérida, en un desvío de la carretera a Campeche, estas grutas se cuentan entre las más grandes de México y son realmente espectaculares. Utilizadas por los mayas desde hace miles de años, la entrada se asemeja a un cenote con vegetación, con la abertura a unos 25 metros de altura.
A lo largo de incontables y resbaladizos túneles, en medio de una oscuridad absoluta únicamente perforada por nuestras lámparas frontales, nuestro guía, Víctor, nos iba explicando las características de las cuevas y su historia, enseñándonos formaciones rocosas con formas peculiares y restos de vasijas y sartinejas mayas (pías donde se recoge el agua de las estalagmitas).
Además, en estas cuevas también se practica la espeleología y la escalada, aunque eso sólo para los más valientes.
En resumen, una experiencia inolvidable.