Como comentaba en mi anterior entrada, nuestras visitas principales en Yogyakarta fueron los templos de Prambanan y Borobudur, los mayores templos hinduista y budista de Indonesia, respectivamente.
PrambananEl primero que visitamos, Prambanan, es e realidad un conjunto de 240 templos erigido en forma de mandala, de los que sólo algunos quedan en pie (o, más bien, han sido reconstruidos). Hay 3 templos principales dedicados a Visnú, Shiva y Brahma, 3 templos secundarios dedicados a Garuda, Nandi y Hamsa, y montones de templos menores.
Ademas, hay otro conjunto de templos (Sewu) muy cerca y varios más en la zona, aunque no los visitamos. A pesar del calor reinante, fue una bonita e instructiva visita por la cantidad de relieves y estatuas en cada edificio Por si fuera poco, Gloria fue el centro de atracción de muchos locales que buscaban hacerse una foto con ella (una constante durante el viaje). Aquí también vimos la mayor concentración de VW Escarabajo y Camper que yo recuerde, con centenares de vehículos en perfecto estado, algunos realmente incluso tuneados.
Al día siguiente nos tocó visitar Borobudur, el templo más famoso del país y el mayor templo budista del mundo. Construido de forma piramidal, cuenta con muchos relieves que narran la vida de Buda y tiene muchas escenas del poema épico Ramayana. Con sus múltiples estupas, es una de las imágenes iconicas de Indonesia. Nosotros, queriendo hacer las cosas bien, rodeamos el templo en el sentido contrario a las agujas del reloj, una vez por cada nivel, para así asegurarnos la inmortalidad y/o la reencarnación en un animal superior (i.e. el gato doméstico).
Borobudur
Despues de Yogyakarta, cogimos un autobús que nos llevó a Pangandaran, una pequeña localidad costera del sur de Java, donde estuvimos unos días disfrutando de la playa y descansando. Esta localidad es un destino preferente para los indonesios y tiene algunas atracciones naturales cercanas (Cañón Verde, Parque nacional), aunque nosotros nos concentramos en actividades más relajantes: come, bañarnos y leer.
Pangandaran
De allí fuimos a Bandung, cerca de Jakarta, ciudad que se hizo famosa internacionalmente por albergar una conferencia de países africanos y asiáticos que daría lugar al movimiento de los Países No Alineado. Aparte del museo que recuerda este hecho y de una calle comercial con edificios de estilo art deco (de la época colonial holandesa), la ciudad no da para mucho. Lo único destacable fue el temblor que sentimos mientras cenábamos, del terremoto de 7 grados en la escala Richter que se produjo al sur de Java. Ya era el segundo que sufríamos (el primero lo sentimos en las islas Gilí, aunque no lo mencioné), señal de que era hora de alejarse del país.
Casas de influencia holandesa
Finalmente, nuestra última parada fue Jakarta, la capital, adonde viajamos en un estupendo tren en clase ejecutiva. El día de nuestra llegada coincidió con un apagón en toda la ciudad y alrededores, quedando casi 30 millones de personas sin luz durante casi 24 horas.
La ciudad, aunque algo más ordenada que las que habíamos visitado anteriormente, tenía los mismos defectos que éstas : falta de aceras, poca limpieza, tráfico y contaminación. No es el sitio ideal para jubilarse, desde luego. Nuestras visitas se limitaron a la zona antigua, Chinatown y su templo principal, la zona de recreo con playa a la que van todos los capitalinos (Ancol) y al Museo Nacional, que sí alberga una interesante colección de antigüedades y una exposición sobre la historia y costumbres de Indonesia.
Templo budista Jin De Yuan en Yakaw
Me quedo con una sensación agridulce de este país pues, si bien tiene muchos encantos naturales y culturales, una buena gastronomía y gente muy amable, me queda la impresión de que no les saben sacar todo el provecho que merecen. Claro está que solo visitamos una fracción de Indonesia y seguro que con el tiempo las cosas mejorarán. Pero, estando ahora mismo en Singapur, veo que les queda un largo camino.
Stupas en Borobudur