Blue Mansion
Para huir del calor sofocante que nos acompaña desde Yakarta, decidimos poner rumbo a las montañas y nos dirigimos a la región de Cameron Highlands, a unas 5 horas en bus de Kuala Lumpur.
Con un clima más parecido al de Galicia que al de Malasia, Cameron Highlands es un refugio para muchos malayos que quieren acercarse a la naturaleza y, de paso, disfrutar de un clima templado muy diferente al que sufren a diario en sus ciudades. La enorme cantidad de edificios de apartamentos diseminados por las faldas de las montañas dan fe del éxito que tiene este lugar para los turistas extranjeros y, sobre todo, nacionales.
Plantación de té en Cameron Highlands
El pueblo de Tanah Rata, en el que habíamos alquilado un pequeño apartamento, es el más grande de la zona y, aunque no quedará en nuestros recuerdos por su belleza, es un buen punto de partida para hacer muchas de las actividades que ofrece la region: desde trekkings de diferente nivel y longitud hasta visitas a granjas de mariposas, viveros donde uno puede hacer su propia recolección de fruta o plantaciones de té.
Nosotros optamos por esta última opción y por subir al Gunung Irau, la montaña más alta de Malasia (2.000 metros). Aunque nos acercamos al pie del monte en moto, tuvimos que afrontar una subida muy empinada durante más de una hora para poder llegar a la cumbre. Aún a pesar del clima suave, llegamos sudados y cansados, aunque contentos por nuestra hazaña. Una vez en la cima, también visitamos la Mossy Forest, un pequeño bosque rodeado por nubes y brumas.
Subida al Monte Irau
Tras este paréntesis, cogimos otro autobús que nos llevó a la isla de Penang, al norte de Malasia. Situada a un par de kilómetros de la costa, es famosa por dos razones fundamentalmente: en ella se ubica Georgetown, una ciudad Patrimonio de la Humanidad, y es uno de los mejores destinos del mundo para jubilarse (según dicen muchos estudios). Lo cierto es que esta isla, con una muy numerosa comunidad china, tiene muchos atractivos y por esa razón decidimos quedarnos en ella 6 dias, la estancia más larga en un mismo lugar de todo nuestro viaje.
Centro histórico de Georgetown
Los primeros días los pasamos alojados en un pequeño hotel que daba a una playa y que estaba situado junto a un santuario budista, bastante concurrido por las noches. El dueño del hotel era un pintor aficionado muy simpático cuyos cuadros no carecían de atractivo. Cerca se ubicaba la Marina, con sus lujosos apartamentos y bares de todo tipo y calibre. Además de disfrutar del buen tiempo, y de las playas, aprovechamos para preparar nuestro viaje por Tailandia (billetes de tren, reservas de hotel), una tarea no siempre gratificante pero obligatoria, sobre todo en estas fechas.
¿Santuario budista o karaoke espacial?
Nuestro segundo hotel se encontraba junto al centro histórico y por ello pudimos visitarlo en profundidad: pequeñas calles animadas, con casitas en tonos pastel bastante cuidadas y con multitud de locales para comprar y comer todo tipo de género. Aquí se encuentran los barrios chinos e indio, con sus correspondientes templos, y también la mayoría de los grafitis y murales por los que es famosa la ciudad (como el de la foto de la portada).
Funicular a Penang HillTambién hay un buen número de mansiones que se pueden visitar, como la Mansion Azul de Cheong Fatt Tze, un acaudalado hombre de negocios de finales de finales del siglo XIX. Esta casa, totalmente rehabilitada y que sirvió de plató para varias películas, es un buen ejemplo de la mezcla de arquitectura china, malaya y occidental y es, además, un hotel con un restaurante de calidad.
Otros puntos interesantes de la isla son Penang Hill (a cuya cima se accede en funicular), el templo budista de Kek Lok Si (con su gigantesca estatua de Guan Yin, la diosa de la Misericordia), el Fuerte Cornwallis o los clan jetties, unos muelles con casas construidas sobre pilotes y habitadas por familias chinas desde tiempos immemoriales.
Como mencionaba anteriormente, Georgetown es una de los lugares más reputados y codiciados por jubilados del mundo entero, por sus múltiples atractivos: precios moderados, seguridad, oferta cultural, exotismo. No obstante, tiene una gran handicap para mi: el excesivo calor. Con unas temperaturas que suben a 32° y que no bajan de 24° en todo el año (además de una humedad sofocante), se me antoja de difícil adaptación para mí. Seguiré buscando.
Templo Kek Lok Si